ELEAZAR JORIKAMBA

Eleazar Camargo Blanco hace más de dos décadas era un estudiante más de la Institución Educativa de Santa Ana, el hijo de Gabriela y Erenel. Algo pasó entonces que lo puso en el camino de convertirse en el referente cultural que es hoy.

Ese algo fue que un joven de Pasacaballos llamado Carlos Orozco Jiménez escogió a muchachos de la institución para armar un grupo de danzas al que le dio el nombre de Jorikamba. Eleazar fue uno de los primeros.

“Yo era adolescente, empecé entonces con lo del baile y sinceramente era de los que más tenía idea porque eso es algo que nace con uno. El director pronto me puso a dirigir el calentamiento y luego más responsabilidades. Me enseñó muchas cosas y además yo tenía mucha iniciativa”. 

Un tiempo después, cuando Orozco se retiró, Eleazar se puso al frente del naciente grupo hasta llevarlo al punto de reconocimiento que tiene hoy en Cartagena. Al principio dudó un poco de si tendría lo necesario para echarse esa responsabilidad al hombro, pero igual la asumió. 

De ahí en adelante no paró. Hizo parte de diferentes grupos de la ciudad para formarse como bailarín y aprender la dinámica de los otros grupos. “Todo ha sido un recorrido, bailé en muchos grupos a pesar de que tenía a Jorikamba porque a veces se me caía y otra vez lo levantaba; iba aprendiendo tanto de tradiciones como tendencias nuevas hasta terminar siendo lo que soy: instructor y coreógrafo”, recuerda.

La trayectoria del grupo tuvo su primer gran estímulo cuando ganaron, en 1997, el  Festival del Pescador en Cartagena. Poco a poco se consolidó como invitado casi permanente a los grandes eventos de la ciudad, donde ha ganado en 2014 el primer puesto en danza folclórica y en 2016 en Grupo Folclórico de Fantasía, además de otros podios en el desfile de Independencia Cartagena, la fiesta máxima de la ciudad.

La K distintiva

La Corporación Cultural Jorikamba escribe esta última palabra con la letra k, en contraste con la Joricamba de la tradición de origen esclavista.

“La Joricamba es una mujer que vende su cuerpo para liberar a los esclavos, y a la vez es una danza teatrista: Joricamba defiende a los esclavos hasta lo último, seduce al capataz y luego se venga y lo mata; ahí está el grito de la libertad. Hay muchas reseñas históricas de la Joricamba, pero nosotros nos basamos más en esta porque es la que queremos que vea”, explica Eleazar.

“Lo que hace distinto a Jorikamba como grupo es que nosotros trabajamos en el rescate de la tradición”. En efecto, en su catálogo de servicios la corporación desglosa todas las danzas que puede interpretar del folclor colombiano y latinoamericano, con las de nuestro Caribe en primer lugar: cumbia, mapalé, porro, fandango, puya, merecumbé y garabato. 

Para el lector que conoce poco al respecto hay que decir que existe una tensión entre los grupos de baile de la región, que a la vez se traduce en un abanico de propuestas: de un lado está mantener la tradición de cada aire, con los pasos y coreografías de siempre, y del otro el baile de mayor espectáculo, con grandes innovaciones en vestuario, maquillaje, producción, sonidos y pasos. Claramente Eleazar se inscribe más en la primera línea.

“Tenemos el mismo nivel de los grandes grupos. La mayoría de nuestros bailarines son profesionales y cada grupo da lo suyo”, explica. 

Las cosas iban marchando muy bien hasta que llegaron los encierros de 2020. “En la pandemia trabajamos mucho lo virtual; nos metimos en proyectos y convocatorias y gracias a Dios nos salieron varias, entre ellas algunas que  ganamos con el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena y con el Ministerio de Cultura. Por ejemplo: hacíamos videos en los que hablábamos del mapalé, su historia, cómo se baila. Por medio de proyectos así ganábamos un incentivo con el que les pagábamos a los integrantes y músicos”, cuenta Eleazar.

Ahora la corporación tiene un portafolio de servicios que aunque mantiene su núcleo de danzas folclóricas también se abre a animación musical, recreación y eventos y a un novedoso frente de aeróbicos y actividades saludables. Hace parte de Cultura Ciudadana, un colectivo de ocho organizaciones de Barú apoyadas por el Grupo Argos.

Esa apertura refleja la actitud de Eleazar y su equipo de trabajo de consolidar y ampliar las capacidades y habilidades. A Eleazar, padre de tres y abuelo de cuatro apenas en la década de los cuarenta años, todavía le queda cuerda para mucho rato.

“Esto algo que me gusta y llevo en las venas mientras yo esté en Santa Ana Jorikamba seguirá existiendo”, remata.

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Corporación Cultural Jorikamba Isla de Barú

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La Barulera

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