BATERÍA DE SAN ÁNGEL SAN RAFAEL

Fue el último eslabón del candado militar de Bocachica. Este guardián desde lo alto del cerro del Horno, o la Popa, como le llaman en el pueblo, estuvo oculto por la maleza por mucho tiempo, hasta su restauración magistral en los años 90.

En 1941, el gran estudioso Enrique Marco Dorta escribió “Apenas se distingue hoy entre la espesa vegetación que cubre esos parajes. Solo quedan los muros exteriores, y supongo que existirá el aljibe, cegado por la tierra y la maleza. Con mucha dificultad pudimos encontrar la entrada de la galería subterránea (…) Solo pudimos recorrer unos metros porque estaba obstruida. La bóveda de ladrillo está intacta en sus extremos”.   

Y cuarenta años después, en 1981, Rodolfo Segovia Salas lo describía así: “Hoy invadido por la jungla y su activo agente el ‘tumba pared’ (…). Semiderruido, el Ángel San Rafael es de difícil acceso. Vale la pena, sin embargo, competir con los murciélagos y visitar, partiendo desde muy cerca de la batería de Santa Bárbara, la galería subterránea de seiscientos metros que Arévalo construyó para proteger la retirada desde el fuerte y los nichos de muerte que ideó para su defensa”.

En la siguiente década vino la restauración financiada por Invías y liderada por Alberto Samudio, que ganó un premio en la Bienal de Arquitectura de 1998.

En ese trabajo se recuperó el gran diseño de Antonio de Arévalo, cuya primera construcción concluyó en 1762 y reforzada luego pues algunas partes se hicieron con materiales poco duraderos, dada la urgencia de prepararse para un ataque en medio de una guerra que libraban España e Inglaterra. 

Hoy, por fortuna, se puede visitar libremente tras recorrer las calles del pueblo y rematar la subida, adornada con unos preciosos mosaicos hechos con baldosas de colores. 

Al terminar la cuesta el viajero se encuentra con una brisa fresca y una visión de 360 grados que abarca el mar abierto y la bahía interior de Cartagena. En general todo el espacio está bien cuidado y quien lo recorre ahora podría pensar que se mantuvo así desde la Colonia.

La galería subterránea también se puede recorrer y aún viven en ella los murciélagos mencionados por Segovia, que al parecer son una especie que solo se encuentra en estos parajes, particularmente en las fortificaciones de Bocachica. La función de esa galería era que los defensores desalojaran el fuerte y bajaran al pueblo por un acceso seguro si el ataque enemigo los hacía claudicar.

La batería tiene una forma aproximada de media luna, que se adapta al terreno. La rodea un profundo foso que apenas se puede cruzar por un puente de madera. Éste lleva directo a la casa fuerte, descubierta por sus cuatro flancos y donde se ubica uno de los ingresos a la galería subterránea.

Mirando al mar desde las troneras de sus cañones se comprende su papel como defensor de la playa, para que las tropas no pudieran desembarcar allí y atacar al fuerte de San Fernando. Hoy sin embargo,  es un apacible lugar para mirar toda la bahía. Un secreto que pocos conocen y que por sí solo sería una razón para visitar Bocachica.

La batería de Santa Bárbara

Era una batería de doce o dieciséis cañones (según la fuente) para rematar a aquel presunto navío que hubiera superado al San Fernando, al San José, a la batería del Ángel San Rafael y a los distintos barcos atravesados en el paso navegable ante un ataque que nunca ocurrió. 

Tenía forma de L y fue construida por Antonio de Arévalo sobre las aguas frente a la punta ‘Remedia pobre’, que es como se le conoce en el pueblo a ese punto.

En el recień re-editado Cartagena de Indias. La ciudad y sus monumentos*, de Enrique Marco Dorta, se recupera en su escritura original un informe de Arévalo al rey Fernando VI sobre la batería de Santa Bárbara: 

“A fin de que enterado su excelencia de todo lo referido se sirva mandar lo que se ha de executar con esta Batería de Santa Bárbara; en la inteligencia de que siendo del agrado de su excelencia que se concluia según el dicho proyecto, sería combeniente prolongar su frente hazia su izquierda”. 

Dicho informe, de 1759, indicaba que la batería se construiría sobre agua, en un terreno fangoso “de tres varas de profundo”. 

En años recientes fue el muelle para las lanchas que llevaban personal y mercancías. A su lado, ahora está el nuevo muelle, con una buena protección costera, resultado de una consulta popular. La bateria es tan poco referenciada que ni siquiera aparece señalada en Google Maps.

En la foto, un buque de carga pasa en frente de los vestigios de la batería, en la parte baja. No hay planes inmediatos para su recuperación, pero es de esperar que con el recién aprobado Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) para el Paisaje Cultural Fortificado de Cartagena de Indias se den las condiciones para hacerlo.

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La Barulera

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